Sunday, May 24, 2009

La historia de Mary


Ali Bowden, RN (Caridades de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días-LDS por su siglas en ingles):


Ayer, tuve la bendición de ser testigo de la alegría que nace de una fe fuerte y de pequeños milagros. Todos los pacientes que he tenido la oportunidad de cuidar aquí, abordo del Comfort, tienen una historia; pero, definitivamente, hay una que permanecerá conmigo para siempre; esta es la historia de Mary Christopher.


Mary era una señora mayor que fue traída a nuestra unidad de recuperación, después de haberle sido removida una catarata en su ojo izquierdo. Yo le ayude a acomodarse en su cama de metal, le hice una evaluación minuciosa, pero muy pronto me vi ocupada atendiendo otros pacientes – pacientes que yo pensé necesitaban atención más inmediata. Sin embargo, a medida en que trabajaba, empecé a notar a alguien que cantaba suavemente – casi desapercibido. Yo miré hacia el lugar de donde venia el sonido, y vi a Mary, recostada sobre un lado, con un gran parcho azul sobre su ojo operado, cantando para sí misma. Inmediatamente dejé de hacer lo que estaba haciendo y me senté a su lado; y de esta manera fue que me enteré de la historia de Mary.


Mary sabía que necesitaba una cirugía para removerle una catarata, pero un doctor en Cuba (el hospital más cercano a Antigua que podía hacer este tipo de cirugía) le había dicho que “no estaba tan mal todavía”, y que debía esperar un año más antes de que se pudiera considerar una operación. Ella se desanimó con esta noticia porque ya su visión era muy limitada, y para ella hacer arreglos para regresar a Cuba iba a ser muy difícil, sino imposible.

Cuando Mary escuchó los rumores de que el USNS Comfort iba a venir a Antigua para ofrecer servicios médicos gratis, ella tuvo mucha esperanza de poder ver a un doctor y de recibir la operación que ella misma sabía necesitaba desesperadamente. Sin embargo, despues de haber pasado dos días completos parada en medio de una multitud caótica al frente del Centro Multi-uso St. John’s (donde los proveedores del USNS Comfort habían instalado la clínica de oftalmología), ella ni siquiera había tenido éxito en obtener una banda – la preciosa banda que le podría asegurar una cita con el doctor de la vista. El día siguiente era domingo y, aunque Mary quería desesperadamente probar suerte en la clínica nuevamente, ella decidió que era más importante ir a la iglesia – para adorar a su Señor y celebrar el Día de las Madres con su familia.


El lunes en la mañana, Mary se despertó a las dos a.m. para asegurarse de estar en la fila de la clínica a las tres a.m. Durante toda la mañana ella estuvo de pie, a pesar del ruido, los empujones, y a veces la agresividad de la multitud. Ella dice que con frecuencia le preocupaba que la fueran a empujar y a pisotear en medio de aquella cantidad de gente. Entonces, un policía que estaba organizando la muchedumbre, notó que Mary estaba luchando por mantener su posición y balance; él se hizo paso entre la multitud, se acercó a ella y, regañando a los demás por no haber sido más respetuosos con esta señora mayor, la llevó al frente de la fila.


Mary fue llevada por uno de los oficiales militares de Estados Unidos hasta la mesa de registración; allí recibió su banda, y dirigida hacia la clínica para ver al oftalmólogo. Dos días después, su cirugía ha sido un éxito y ella descansa quietamente en el piso 2 AFT Ward, a bordo del USNS Comfort, cantando una canción de alabanza. Después que Mary me dice su historia, ella cierra su ojo sano y comienza a cantar otra vez – en esta ocasión mucho más fuerte, y con gran sentimiento:


“Por qué debo sentirme desanimada?
Por qué dejar que las sobras vengan?
Por qué mi Corazón se debe sentir solo?
Y extrañar el cielo y el hogar.


Cuando Jesús es mi ración,
Mi amigo constante El es.
Su ojo está sobre el gorrión,
Y yo sé que El vela por mí.


Yo canto porque soy feliz.
Yo canto porque soy libre.


Porque Su ojo está sobre el gorrión,
Y yo se que El vela por mi”


Mary da gracias al Señor repetidamente, y expresa su gratitud sincera a todos nosotros que hemos cuidado de ella; porque hemos sido una respuesta a sus oraciones. Ella me recuerda que el Señor ama a sus hijos, y que se acuerda de cada una de sus necesidades. En sus propias palabras: “Cuando yo pienso que El no escucha, El escucha. Cuando yo pienso que mis oraciones no llegan, El siempre contesta.”


Me siento bendecida de ser parte de la alegría de Mary, y que me acuerde de esta verdad – que una fe fuerte en un Dios amante y conocedor, realiza pequeños, y a veces grandes, milagros.

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